La estimulación cerebral profunda (ECP) es un procedimiento utilizado en pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) en quienes los síntomas persisten, la terapia farmacológica no ha funcionado o no se toleran las reacciones adversas. Debido a que con este tipo de tratamientos farmacológicos se vuelve más difícil conseguir alguna mejoría de los síntomas motores y no motores después de algunos años de la enfermedad, la ECP se convierte en un tratamiento alternativo para los pacientes con EP avanzada.
En esta técnica se implantan electrodos conectados a un generador de impulsos interno localizado en el pecho para estimular regiones específicas del cerebro como el núcleo subtalámico (NST), globo pálido interno (GPI) y el núcleo ventral intermedio del tálamo (NVIT) con el fin de disminuir los síntomas de la EP.
De manera que los efectos a nivel funcional y clínico dependen de los núcleos que han sido modulados por la ECP, es decir, los efectos esperados de la estimulación en el NST son: mejoría en el procesamiento señales sensitivas, en el inicio del movimiento y en la memoria visual. Mientras que en el GPI los efectos esperados son: inhibición de la distonía, mejoría en la deglución, en el balance y la marcha. En tanto a la estimulación del NVIT se espera una disminución del temblor esencial. Asimismo, los efectos clínicos varían entre los síntomas, por ejemplo, el temblor y la rigidez pueden disiparse en minutos, la bradicinesia (lentificación de los movimientos) puede tardar horas, mientras que la distonía y el dolor mejoran en meses.
No obstante, es importante nombra los efectos adversos de la ECP entre los que se encuentran: rigidez pos-operatoria, convulsiones parciales, hemorragia intracraneal, confusión y depresión en los primeros meses pos-quirúrgicos. Por otra parte, se hallan efectos como erosión de la piel en la zona del generador de impulsos interno (1-2,5 %), migración del dispositivo (0-19 %), rotura o fractura en la extensión del cable del dispositivo (Marín, D. et al., 2010).
En cuanto a la selección de pacientes se debe determinar según una relación riesgo-beneficio, es decir, establecer si un paciente con EP se beneficiaría con la ECP considerando el estado del paciente y las complicaciones asociadas al procedimiento. Además, es importante contar con un equipo interdisciplinario durante todo el proceso para disminuir los efectos adversos y obtener un resultado satisfactorio.
Marín, D., Quintero, J., Valencia, A., Duque, C., Gil, A., Castaño, J., & Carmona, H. (2018). Estimulación cerebral profunda en enfermedad de Parkinson. Iatreia, 31(3), 262-273. . https://doi- org.ezproxy.javeriana.edu.co/10.17533/udea.iatreia.v31n3a04
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