En cualquier cultura, la creación de mitos es una práctica recurrente y creativa para narrar historias y experiencias. Sin embargo, las creencias sobre una condición tan compleja como lo es la EP, pueden volverse peligrosas y generar expectativas erróneas o miedos que obstaculizan el conocimiento adecuado, la intervención y el tratamiento de la enfermedad.
Existen diferentes mitos en torno a la EP, de modo que se expondrán a continuación los más relevantes y populares, con el fin de brindar la información adecuada.
1. La EP es una enfermedad hereditaria que solo afecta la población de adultos mayores. Esta es una de las creencias más comunes. Si bien la EP deriva de un componente genético, también es cierto que solo el 10-15% de los pacientes tienen algún familiar con esta condición (según la Federación Española del Párkinson). Asimismo, el rango de edad más frecuente se encuentra entre los 40 y 70 años; sin embargo y aunque sean pocos, también existen casos de Párkinson en personas jóvenes.
2. Produce demencia. Debido a las consecuencias que produce la enfermedad (como dificultades para realizar movimientos y expresarse), se piensa que las personas con la enfermedad padecen de demencia debido a la lentitud en sus procesos cognitivos y físicos.
3. El Párkinson equivale a temblores. El temblor es, sin duda, el síntoma más popular de la EP. Sin embargo, es importante resaltar que no es el único (ya que otros individuos con EP presentan rigidez u otros síntomas) y asimismo, los temblores pueden corresponder a otro tipo de afectaciones -como la enfermedad de Huntington, o respuestas fisiológicas por la toma de fármacos.
4. Solo es posible tratar la enfermedad con fármacos. Para este punto es importante resaltar que, en efecto, el correcto manejo de fármacos juega un papel determinante en el tratamiento de la enfermedad; sin embargo, la intervención adecuada se basa en la combinación de farmacología con intervenciones de terapias rehabilitadoras y acompañamiento psicológico.
5. Es mortal. Es fundamental resaltar que la EP no es causa de muerte directa. Si bien la enfermedad no presenta una cura hasta el día de hoy, son las afectaciones secundarias de la condición lo que producen la muerte.
6. Afecta más a los hombres. En realidad, no se han encontrado estudios determinantes y concluyentes para asociar el género con la EP. Lo que sí se ha concluido, es que la afectación en el género depende de interacciones genéticas, ambientales y culturales (para el caso de Colombia, por ejemplo, la EP prevalece en la población femenina).
7. No afecta las tareas de la vida diaria. La enfermedad sí afecta la funcionalidad de la vida cotidiana de la persona. Con el paso del tiempo, en efecto, la autonomía y la capacidad para realizar actividades por sí mismo se pierden progresivamente, al punto de necesitar la ayuda y monitoreo continuos de un cuidador/a.
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